Utilización y exploración pacíficas del espacio ultraterrestre / fines pacíficos

Según el OST, el espacio ultraterrestre debe utilizarse para "fines pacíficos". Así se recoge en el texto preambulatorio no vinculante, que afirma que existe un "interés general de toda la humanidad en el proceso de la exploración y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos", y también en el artículo IV, que establece que "La Luna y los demás cuerpos celestes se utilizarán exclusivamente con fines pacíficos por todos los Estados Partes en el Tratado". Aunque los redactores del Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre optaron por no establecer la utilización del espacio con fines pacíficos como una obligación más general en el texto del Tratado, se ha afirmado que dicho concepto ha alcanzado ya la categoría de derecho internacional consuetudinario, debido a que aparece sistemáticamente en resoluciones de la Asamblea General que han obtenido el apoyo unánime o casi unánime de la comunidad internacional. Además, la constante aparición de este término en las leyes y políticas nacionales relativas al espacio ultraterrestre es indicativa de su reconocimiento generalizado como obligación jurídica.

Aunque se trata de una obligación generalmente aceptada, el significado de "fines pacíficos" no es entendido por todos de la misma manera. Muchos Estados entienden por "fines pacíficos" usos o actividades no agresivos o no hostiles, más que no militares. Sin embargo, hay quien ha defendido que este concepto debe entenderse como "no militar", en línea con lo que se entiende en otros ámbitos del control de armas, donde el concepto de "fines militares" siempre se considera no pacífico. La práctica generalizada de los Estados en relación con el uso y la exploración del espacio respalda la primera interpretación (que las actividades militares en el espacio pueden ser pacíficas) y, como tal, el espacio ultraterrestre está ahora lleno de satélites utilizados con fines militares, como la recopilación de información, el reconocimiento, la navegación, la orientación sobre campos de batalla, la alerta temprana de operaciones hostiles aéreas y con misiles, o las comunicaciones militares, normalmente sin protesta por parte de la comunidad internacional. Esta interpretación también ha permitido el desarrollo e incluso el ensayo de tecnologías contraespaciales, y varias partes interesadas han advertido de que esto apunta a una armamentización o arsenalización del espacio ultraterrestre que podría desembocar en un conflicto.